01 julio 2012

Recuerdo perfectamente el día en que nací...

-“Parece ratita”- Fue la primera y dulce expresión que dijo mi hermana cuando me conoció.
No, la verdad no recuerdo el día en que nací, ni si quiera recuerdo lo que comí ayer, pero sé que eso sucedió.
Toda mi familia se encontraba en el hospital desde muy temprano, siete de la mañana para ser más exacta, todos ahí reunidos esperando mi llegada. Habían pasado diez y doce años desde que nacieron mis hermanas, así que un nuevo bebé era gran motivo para reunir a la familia. Nadie sabía que iba a ser, ni mi mamá lo sospechaba, sólo algo era seguro… eran las once de la noche y yo… todavía no nacía.
-“Es niña, porque se está haciendo del rogar”- Fue lo que dijo el doctor, y como ven, tuvo mucha razón. Así que mi tan esperada presencia se concreto con una cesárea  alrededor del cuarto para las doce. Casi media noche… casi 10 de octubre… ¡casi no lo cuento!
Tal vez la fecha de mi nacimiento influyó en mis decisiones y gustos. Tal vez por eso me gusta el color verde y la danza árabe. Tal vez por eso puedo combinar los deportes y el arte. O tal vez no tiene nada que ver, pero me gusta creer que es así. Aunque claro no puedo esconder lo que no tiene nada que ver con mi día: tengo el carácter de mi mamá, el humor de mi papá, el esfuerzo de mi hermana, la disposición de la otra hermana, el amor de mi perrita y mi propia paciencia.
No recuerdo el día en que nací, pero si cuando me nació la inquietud de ser artista plástica, no recuerdo el día en que nací, pero sí cuando nació dentro de mí la pasión por bailar salsa, no recuerdo el día en que nací, pero nació una inmensa emoción cuando gané un concurso de pintura a nivel UNAM.
No recuerdo el día en que nací… pero recuerdo todos los días en que para mí, yo nací.

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